Hola mis preciosas nenas, lectoras de este blog tan avergonzado por no actualizar todos los dias. Ya se, ya se, me pase bastante esta vez, pero no fue mi culpa pequeñas, y saben que?, les traje un corto que no se si dejarlo como novela o asi con un solo capitulo, solo espero recibir buenas criticas de ustedes; se les quiere xD.
Aquel ser se escurrió entre
las sombras; asechando desde la alta torre, escudriñando la oscuridad. Era el
rey de los no muertos, sediento, esperando la mas grande y jugosa presa. Era un
juego, el lo prevenía, siempre terminaba con la virgen y dulce sangre de alguna
chica o la amarga de una ramera zorra, también probaba la acida de los
malhechores que en conjunto salían a cazar, pero no era por la jugosa reliquia
que esa noche esperaba el rey; era la fresca carne de chicas remeras las que
cazaban, con sus miembro palpitante esperando la oportunidad adecuada para
asirse y hincar sus manos a el premio de su conducta: al final eso era lo que
esperaba el rey cada semana.
Cerro los ojos y aspiro el
fuerte aroma de la noche; acaparando los otros muchos. Habían humanos que se
galopaban como caballos recios sobre los clubes nocturnos, esperando entrar y
encontrarse con al diversión, bailando con ella, tomando con ella, cometiendo
actos impuros con ella. Nunca dejaban descanso a sus almas, siempre era la
presa que se arrinconaban sobre sus repulsivos cuerpos esperando, observando
como se desperdiciaba la vida y se cometían los actos más impuros. Ese era la
ley de vida de esos humanos: la desperdiciaba en porquerías y luego la
porquería se encimaba sobre sus cuerpo.
El rey de los no muertos
permaneció, tranquilo, controlando su sed de sangre mientras esperaba a la
presa que se avecinaría hacia el. Volvió a aspirar más fuerte y lo capto: el
aroma mas exquisito jamás probado. Abrió los ojos de golpe y sus pupilas negras
como la noche se dilataron. Permaneció inmóvil mientras rastreaba la
procedencia de aquel aroma, mirando y escuchando mientras la oscuridad se
cernía sobre su cabellera negra.
La chica esperaba impaciente
sobre la acera. Las puntas de sus altos tacones negros repiqueteaban sobre el
áspero pavimento a la oscuridad. Esperaba desde hace mucho tiempo, tiempo que
bien lo pudo pasar dentro del local caliente. Traslado de peso y ahora fue el
otro zapato que comenzó una dura batalla contra el pavimento. Miro su reloj por
enésima vez y dejo escapar un bufido ansioso. Sus labios pintados de carmesí se
comenzaron a contraer por el frió de la noche, se abrazo el cuerpo en un vano
intento de protegerse. Sus espeso cabello castaño volaba juguetón con el viento
que se hacia cada vez mas y mas pesado.
Cansada de esperar a su amiga,
la cual obviamente que no vendría, decidió tomar un taxi e ir a casa. Tomar una
taza de chocolate caliente y encender la chimenea de su pieza no vendría mal.
Se adentro a una calle oscura, solo alumbrada por una débil luz de de algún
farol lejano, con la única intención de acortar camino. Pero ojala no fuera
decidido nada.
Los tacones resonaban seco
sobre el pavimento húmedo. Las ratas salían asustadas de sus escondites al
oírla pasar cerca. Su castaño cabello bailaba con el viento, entonando una
sinfonía muda. El rey de los inmortales ya la había visto. Vio sus mejillas
rosadas por el frió y su cabello tan virgen como su carne. Se relamió los
labios y se agazapo sobre sus tobillos: había encontrado su sangre exquisita y
no iba a dejar que escapase.
Espero a que la chica se
acercara mas y, mientras lo hacia, pudo ver mas su aura y vio que era pura, tan
pura como su delicada cara y su lánguida piel. Por unos segundos se pregunto si
era necesario gastar tal pureza, pero al otro se dijo que el necesitaba
tenerla, tener el control de su vida y tener el control de su alma. Y si,
estaba muy encimado con ella que no se dio cuenta que casi la perdía.
Rápidamente salto y la atrapo. La chica se revolvió entre sus brazos,
claramente asustada, pero no emitió sonido alguno pues el le tapaba la boca con
sus fino dedos.
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