Jake, mi hermano gemelo y yo nos habíamos ido a vivir a Volterra, en Italia con nuestra tía Margareth después de lo que paso hace cinco años en la tragedia que marco nuestras vidas para siempre. Nosotros no nos habíamos acostumbrado a la idea de vivir lejos de nuestra infancia, de nuestro sitio de origen, y menos pasando por tantas ciudades,( Madrid, Roma, Kansas,etc.).Que nos había hecho lego de nuestra capacidad para ser felices. Pero ella, Margareth, estaba feliz; si nuestra adorada tía estaba feliz de que nosotros hubiéramos “olvidado” todo nuestro pasado, y aun más feliz que nosotros nos “sintiéramos” igual de felices como ella.
Era una mañana de Noviembre y mi tía nos había dicho para ir a pasar un día en “familia” por todo Volterra y conocer la Plaza Torre del Reloj, y luego tal vez a comer en el mas exclusivo restaurante de toda Italia.
_Sabes que tía, yo no quiero ir, me duele la cabeza y tengo nauseas-. La había dicho de la forma más gentil y poniendo esa cara de enferma que podía engañar a cualquiera.- de verdad tía será otro día.
_Pero hoy va hacer nuestro sábado en familia-. Decía ella con su típica cara de perrito desconsolado.
_Lo siento, es que me siento muy mal y además esta Jake. El si está muy emocionado por ir-. Me mordí el labio inferior, estudiando la expresión de Margareth, hasta que al fin respondió.
_Bueno está bien, solo esta vez, la próxima tu “cargas las bolsas”-. Me emocione mucho e inconscientemente di un salto y abrace muy fuerte a mi tía.
_Gracias.-le dije.
_Ah, ¿pero no tienes dolor de cabeza?-. Me miro y dijo sarcásticamente.
_De verdad, todavía me duele.- yo sabía mentir, así que ella me creyó de forma positiva.
Ya cuando marco las doce mi tía y Jake se preparaban para salir.
_ ¿Así es que te saliste con la tuya?-. Mi hermano hizo ego a mi forma de zafarme de los problemas.
_Mm, digamos que si-. Se mordió el labio para esconder una sonrisa curva y brillante.
_Algunas veces me impresionas hermana. Ojala algún día puedas enseñarme a jugar sucio-. Su sonrisa se torno más grande; y me molesto la forma en que había dicho “jugar sucio”.
_Claro, si fueras más listo algún día podrías a llegar a ser como yo-. La dije en forma fría.- y serás mejor que te largues de mi habitación, cretino.
_Está bien, está bien.- alzo sus brazos y su risa hizo eco alrededor de toda la habitación.- no te enojes hermanita, no quería hacerte daño.
_ Mira es mej...-. No complete la frase, porque mi tía estaba entrando a la habitación.
_Ya chicos, parecen unos niños de pañales.- puso mala cara y yo fulmine con la mirada a Jake.
_Jacod por favor baja y espérame en el coche-. Mi hermano suspiro con resignación y salió enfurruñado.
_Que les vaya bien-. Dije de forma muy sincera.
_Gracias, pero, ¿segura que no quieres ir con nosotros?
_No.- Bajo la cara con resignación.- Tranquila será en otro momento.
_¿Y qué vas hacer en tu tiempo libre?-. Me encaro de forma más gentil.
Por un momento dude, no había pensado en que haría cuando ellos salieran. Tenía que pensar rápido, así que dije lo primero que se me vino a la mente.
_Voy a pasear con unas nuevas amigas de la secundaria. Vamos a ver tiendas y luego a pasear por todos los monumentos históricos.-Me ilusione por la forma en que mi tía se había quedado callada ante la perspectiva de dejarme sola, no hice caso y luego agregue-. Ellas son buenas chicas, y me van a enseñar toda Volterra.- hice alago de muy buena forma de mentir, por ultimo añadí.- vete tranquila, yo estaré bien.
_Ok pero me llamas, por si pasa algo.- yo solo asentí , luego me beso en la frente y salió hacia el coche en donde la esperaba Jake.
Luego de que se fueron salí de nuestra casa, a yo no sé dónde. La mayor parte de la tarde me la pase por sitios históricos, visualizando cada vitrina de las tiendas más exclusivas de Volterra, y por último pase por la famosa Piazza dei Priori.
En toda la tarde no me había preocupado porque mi tía no había llamado. Fue hasta la noche cuando me comencé a preocupar. Llame a su celular, pero no contesto. Luego llame a la plaza torre del reloj, pero ya estaba cerrado. Así que salí muy apresurada; estaba lloviendo, pero no me importo mojarme. Lo único que quería era encontrar a mi querida tía y a mi hermano.
Pase por todas las calles que se pueden encontrar en Volterra. Pasaban las horas y nada. Llame a la policía y nada. Así fue pasando, 10:00, 11:00 y por ultimo 12:00am. Corrí por todas las calles, asustada. Estaba lloviendo a cántaros y yo seguía corriendo. Cuando no pude más me detuve al frente de una gran puerta de roble, que pertenecía a la torre del reloj. Era un castillo muy antiguo, y hermoso; hacia ver la idea de los grandes arquitectos de los siglos XIV. Me faltaba el aire, así que me senté en uno de los escalones de aquella fachada tan espectacular. No podía más, hacia mucho frió y mi mente se inundaba del recuerdo más hermoso vivido durante toda mi vida. Todos los cumpleaños, nuestro viaje a Madrid y todo lo demás.
Ya pasada la 1:30am me retorcía con la esperanza de que que ellos aparecieran, cayéndome en un profundo resentimiento, cuando de pronto la gigantesca puerta se abrió. Salieron dos chicos, una chica y un chico, de espectacular hermosura, el con cabello rubio oscuro y ella con un rubio más claro, ambos con capas negras y estatura regular, que bien parecían hermanos. Los dos me miraban con unos espeluznantes ojos rojos carmesí de forma repulsiva. Me altere mucho, así que me levante torpemente. Por unos escasos minutos me miraron y luego la chica hablo.
_¿Quién eres?.- sus ojos me recorrían como fieras pirañas que buscaban el punto frágil de sus presas para atacar.
_¿Y no se supone que esto ya está cerrado?.-me encare a la chica. Mientras tanto el chico me miraba con suma repulsión; observando cada detalle de mi inescrutable respuesta.
_Yo te pregunte primero.- prosiguió la chica muy fríamente.- ¿quién eres? y ¿qué quieres?.- estudie sus expresiones, muy frías expresiones, y luego con resignación les conteste de una forma más rápido de lo normal.
_Estoy aquí porque se supone que mi tía y mi mellizo debieron salir de este castillo hace más de doce horas.- los dos se miraron, con una media sonrisa en sus perfectos labios y luego asintieron.
_No tenemos la menor ideas de lo que hablas, pero ya que es muy de noche y está lloviendo, te invitamos a pasar.-dijo el chico, de una forma muy caballerosa e hipócrita.- ven síguenos.
Entramos por un estrecho camino que llevaba a un túnel subterráneo, que guiaba a un ascensor y luego seguía una gran puerta de madera vieja, con incrustaciones de metales muy costosos, tipo siglo XV. En el interior se hallaban tres hombres sentados en tres grandes tronos, y algunos otros alrededor del gran salón. Unas mujeres cerca de los hombres sentados y tres cerca de la gran puerta.
Todos me miraron con ojos despreocupados, pero seguía dudando sobre todas estas personas. Digamos que unos humanos normales no están sentados a la madrugada en tronos, ni alrededor, y menos con trajes oscuros que pasaron de moda hace siglos. O pensaría que era una fiesta de “piyamas”, y yo era bufona que venía a hacer reír a todos.
“rayos ¿en qué me metí?”. Dije para mis adentros, no estaba muy segura de que ellos me recibieran con las manos extendidas, y mucho menos que viniera alegrarle el di...la madrugada. Y además esos ojos espeluznantes, color rojo carmesí que acentuaban las esplendidas bellezas y palidez de aquellos extraños.
El chico que me acompaño junto con la chica fue junto con el hombre que estaba justo en el medio, y le extendió la mano. Este se la tomo y no pasaron más de dos segundos cuando el chico se hallaba nuevamente a mi lado. El anterior hombre( tenía el cabello negro y largo hasta la cintura), chasqueo lo dedos, y miro hacia un chico, que no pasaba mas de los veinte años, era enorme con torso afinado y mandíbula tensa, sus ojos eran más de rojos pasando a negros. Y luego todo fue tan rápido. El chico se movió velozmente y me tomo del cuello, acercando poco a poco su perfecta dentadura, luego el ambiente se torno más divertido. Todos sonreían al verme tan indefenso ante tan colosal torso, hasta que algo chirrío en la habitación.
_¡NO!.- un hombre que estaba situado al lado del trono izquierdo grito. Luego todo se tenso, el chico me soltó de su fuerte pecho y bufo.
El hombre que estaba situado a la izquierda,( con cabello amarillo platinado más abajo de la barbilla, y rostro frió) bufo a luego busco al culpable de toda esta situación.
_¿¡Que pasa...!?.- el hombre del centro, lo callo y luego me miro con exaltación.
_Dime Eleazar, ¿qué vistes en estas pequeña chiquilla?.- las manos me temblaron al ver al hombre señalarme, y venir muy despacio hacia mí.
Quería salir corriendo de aquella sala lo más rápido posible, pero algo me detenía ahí, algo que ni yo misma hubiera explicado. Una especie de fuerza sobrenatural que me detenía en ese instante. Mi mente estaba nublada por completo, no sentía mis piernas. Pasaron menos de cinco segundos cuando el tal Eleazar hablo.
_¡Pero que veo!.- el hombre palmeo las manos una vez y luego se fue acercando a mi.- Aro te impresionaras con los grandes dones que tiene esta chica.
_¿Grandes dones?.- parecía confundido.
_Si si, por favor toca mi mano y sorpréndete por ti mismo.- Aro, el del medio, me miro con ojos que emanaba curiosidad, y al mismo tiempo alegría a plenitud.
Aro y Eleazar unieron sus manos y se quedaron así durante unos seis segundos. Mientras, los demás interpelados que se encontraban en la sala, se topaban con mis ojos, y cambiaban grandes miradas de recelo y repugnancia. Por otra parte los chicos que me habían escoltados, me miraron a la vez con odio, con ira. Mas que todo la chica rubia, mientras que el chico no hizo más que suspirar y tomarme del brazo, e interponerse entre la chica y yo.
Al fin los dos hombres separaron sus manos y luego el que llevaba por nombre Aro exclamo.
_¡Que impresionante!.- su voz hizo eco por toda la sala.-por favor Alec.- este le hizo señas para que me soltara, y así lo hizo. Luego el tal Aro se acerco aun más y me extendió la mano. Yo por mi parte estaba muy asustada, pero como ya había visto a Eleazar tomar de su mano, no hice más que estrechársela.
Este la tomo y cerró sus ojos. Sentí sus manos muy frías (para una temperatura normal). Me erizaba la piel al contacto con aquel extraño hombre, y más me erizaba todas las miradas que se posaban en nosotros, así que baje la vista y espere a que El me liberara.
Pasaron más de un minuto, y había un silencio infernal en aquel enorme salón. Yo me sentía desorientada, claustrofóbica y completamente confundida con lo que pasaba en aquel sitio, donde unas treinta personas se encontraban presentes, de pie y a tal hora. Todavía estaba empapada, por la lluvia que azoto; esto me trajo recuerdos exasperantes de el propósito de mi “visita” a aquel castillo, que yo tenía por entendido era turístico, y estaba cerrado a esa hora. Se me pasaron los minutos, o eso yo creía, hasta que por fin el tal Aro me libero, y miro directamente a mis ojos. No sé que encontraría en mí, pero su gran sonrisa se desvaneció por completo...
